viernes, 3 de abril de 2009

FOTOS TOMADAS CON UNA "PowerShot G7"


Estas fotografías fueron tomadas sin trípode con los siguientes parámetros:
f:/ 4.0, Velocidad: 1 / 4, ISO: 100. Formato: JPG.

Cuando fueron tomadas estas fotografías no tenía instalado todavía el software CHDK para poderlas haber tomado en formato RAW. Volveré y repetiré las tomas para apreciar las diferencias

Han sido procesadas con CS4 con Capa de ajuste – Opción Blanco y Negro y con posterioridad se les ha realizado un virado doble y unos aclarados en ciertas zonas con máscara de capa.

El tamaño final de las obras es de 36 x 24 cm. y han sido imprimidas en papel HARMAN FB AI WARMTONE con la impresora Epson Stylus Pro 3800.






EL ROCIO es... un olé colectivo que, lanzado al aire por Andalucía, atraviesa valles y montes, campos y sierras, ríos y marismas, y, convertido en Salve, muere a los pies de la Blanca Paloma cuando se estrella contra las albas paredes de su Ermita.
EL ROCIO es... un retoño de mujer que duerme en su cama sonriendo feliz, porque tiene al cuello la medalla; y cuatro angelitos de esquina que lloran desconsolados porque, al no tener cuerpo, jamás podrán llevar al cuello la medalla del Rocío.
EL ROCIO es... ¡Cientos, miles, millones de besos de medallas peregrinas, besando a Vuestra Madre en las Carretas, en los Simpecados, en los Estandartes, en los Pechos Peregrinos del Rocío!
EL ROCíO es... un puñado enorme de hombres y mujeres que, habiendo sentido el toque rociero de Vuestra Madre, hacen de sus vidas, antes hueras y vacías, un compromiso auténtico de servicio a Vos, a Vuestra Madre y a la Sociedad
EL ROCIO es... un pueblo que se echa a la calle, o una mujer herida de muerte que se asoma a la ventana, para decir adiós a los Romeros que inician el Camino.
EL ROCIO es... cien carretas - de madera, de oro, de plata, da igual -, convertidas cada año en mujer, en templo y altar, que cifran su vida y su felicidad en pasarse 360 días del año soñando con poder cobijar y abrazar, durante una semana, el Simpecado de la Blanca Paloma.
EL ROCIO es... un enjambre inmenso de hombres y mujeres que peregrinan a la Ermita cumpliendo promesas; y unos bueyes, mansos y pacíficos, que desbordan de alegría llevando a Vuestra Madre, al paso que algún otro muere de pena porque un día lo condenaron a no llevar ya más al Simpecado del Rocío.
EL ROCIO es... un fuego divino de Acampada en el que arden al mismo tiempo, espiritualmente, los corazones peregrinos y, materialmente, los troncos de leña que cada año y en cada Acampada, bailan una inteligente y maravillosa danza del fuego en honor de Vuestra Madre del Rocío.
EL ROCIO es... unos ríos de poca agua y mucha alma y un humilde puente de madera que se llama El Ajolí y que sirve a los Romeros para unir la tierra del Camino con el cielo de la Ermita»
EL ROCIO es... una multitudinaria Comunión de los hombres con Vos en la Eucaristía y un parpadeante e inmenso abrazo de luz a Vuestra Madre en el Rosario de la noche de Pentecostés.
EL ROCIO es... un torrente inmenso y tumultuoso de dones, gracias, favores y milagros que durante todo el año, día a día, se escapan de las fuentes de Vuestro amor a los hombres y llega a ellos a través del corazón y de las manos de Vuestra Madre del Rocío, que se tira a la calle en Pentecostés a buscar a los que la necesitan.
EL ROCIO ES... ¡la paradoja de una aldea que en un abrir y cerrar de ojos ha pasado del multitudinario resplandor de la euforia a la oscura y amarga soledad del dolor, de la pena, del desgarro, del lamento y del sollozo¡
LA ROMERIA DEL ROCIO

La Romería del Rocío es una fiesta de carácter religioso sin precedentes en la historia de la mariología moderna, es la fiesta principal dedicada a la Virgen del Rocío. La misma ha sufrido algunos cambios de adaptación a las necesidades del momento, pero su contenido esencial sigue siendo el mismo.

La Romería comienza el sábado vísperas de Pentecostés, a las doce de la mañana, con la presentación de las Hermandades Filiales en riguroso orden de antigüedad ante las puertas del Santuario, donde una nutrida representación de la Hdad. Matriz de Almonte con su Presidente, Hermano Mayor y Alcalde de la villa las van recibiendo. Cada una de estas Hermandades detiene brevemente su carreta de Simpecado mirando a la puerta principal del Santuario, entonándose algún cántico dedicado a la Virgen. Los Romeros a pie, a caballo o en carretas engalanadas y tiradas por mulos o bueyes van desfilando, culminando así el final del camino, difícil y duro a veces, por los viejos y polvorientes senderos de siempre. Este desfile colorista, emotivo y solemne a la vez, impregnado de polvo, sudor y fe, es quizás, uno de los momentos más espectaculares de la Romería.

Bien entrada ya la noche las Hermandades más recientes ponen el broche final a esta caravana humana que como éxodo quieren rendir pleitesía a la Madre de Dios.

Al día siguiente, domingo de Pentecostés, a las diez de la mañana, en un lugar denominado el Real del Rocío y ante el monumento erigido para la coronación, tiene lugar la Eucaristía. La Misa Pontifical. En un altar levantado al efecto se sitúan los Simpecados de las Hermandades Filiales que engalanan con exquisitos bordados y rica orfebrería un Real pletórico, radiante y lleno de colorido. El lugar se transforma en Templo que alberga la oración callada, el llanto contenido, el canto y el silencio profundo... la Palabra de Dios.
Acabada la celebración, todo un mar de gallardetes, estandartes y guiones se desparraman por las calles de la Aldea hacia sus casas de hermandad. Convivencia, alegría y hermandad no faltan en esa mañana de Pentecostés. En la noche del domingo tiene lugar el Santo Rosario en la explanada de "El Eucaliptal", donde van llegando los estandartes de cada Hdad. acompañados por miles de romeros. La noche se llena de avemarías y salves y una letanía, entre luminarias y titineos de campaniles, inunda el aire trémulo de la madrugada. Ya no habrá sosiego, el Simpecado Almonteño se encamina lentamente a la Ermita, donde no cabe un alfiler. Los almonteños cuentan los minutos para sacar en procesión a su Patrona.

Es la madrugada del lunes, sin horas y sin tiempo, que avanza impaciente. Pero por fin, en esa hora imprevista de cada año, saltan la reja, rescatan a la Virgen y se inicia la procesión; las andas de plata parecen navegar entre un mar de fervor. Toda la aldea se ha echado a la calle, las campanas enloquecidas no dejan de sonar y una algarabía de vivas y más vivas van vitoreándola entre pétalos de rosas y plegarias de flores.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mariano: las fotos son buenísmas.
Jorge Talkowski desde Buenos Aires, (aun luchando con el CHDK)

Anónimo dijo...

Mariano: las fotos son muy buenas.
Jorge Talkowski desde Buenos Aires