DE JEREZ DE LA FRONTERA A MALANDAR
Enlace Exposción "De Jerez al Rocío"
Y junto a los centenarios chaparros, cerca de la Raya, soñando Altezas Reales e Imperiales con Triana y Villamanrique, los espurgabueyes quizá le hayan contado la historia a Tomás, el viejo vaquero de Gato, el que se crió en La Cascajera, donde su padre era el vaquero de don José María Ybarra Gómez-Rull, el mejor criador de yeguas árabes que hubo. Pues quizá viviera Tomás de muchacho en la aldea, en 1933, la primera presentación de Jerez, que ahora evoco, cuando veo entrar en el Rocío las cintas moradas en sus sombreros de ala ancha, los carros de mulas que recorren un Coto donde cada garza y cada ciervo llevan aún el recuerdo de un verso de Toto León. Llega Jerez este año estrenando hermano mayor, el caballero calatravo don Felipe Morenés y de Giles, marqués de Villarreal de Burriel, y yo recuerdo cuando en 1933 fue el Rocío el que estrenó Hermandad de Jerez. El mismo año que en Sevilla, 1932, La Estrella se echó a la calle, Jerez se echó al Rocío. Con todos los vientos de la Historia en contra. «Que llueva o que ventee o que haga frío», como en la copla: en la España laica y republicanota, Jerez fundó su Real Hermandad del Rocío. En la Bodega La Constancia de González Byass, don Antonio León y Manjón, Conde de Lebrija (sobrino de tía Regla León, la de la casa de los mosaicos romanos de la calle Cuna), fundó el 17 de abril de 1932 la Hermandad de Jerez, con el Marqués de Bonanza, el Conde de Casares, el Marqués de Torresoto, don José María Reales, vecino de Almonte, el Padre Yllanes, los Isasi, los Díez, el Conde de Villacreces. Una auténtica Maestranza Jerezana al servicio de la Reina de las Marismas, en tiempos tricolores en que estaba perseguido todo apoyo a la Institución Monárquica.
En 1933, Jerez hace su primer camino. Es un pequeño grupo de treinta hermanos, que recorren las tierras albarizas camino de Bonanza, donde cruzan el río hacia la Rocina, atravesando un Coto aún no estatalizado, pernoctando en Palacio. Evoca Julio Domínguez Arjona, como un viejo guarda marismeño de las esencias rocieras, que al frente de los romeros viene pidiendo novelistas el fundador de la hermandad, el Conde de Lebrija, que por su edad viaja en un faetón tirado por cinco mulos, cuyos cascabeles aún podemos oír bellamente por dunas y humedales. Como podemos aún ver, en sepia, que acompaña a los romeros un carro cuya única carga es una sola bota de vino, arropada con esterones: «la bota del caballo».
Y cuentan que en aquel sábado del Rocío se inició una costumbre que hoy perdura en muchas hermandades de los pueblos de la Andalucía: honrar a la bandera de España. En la presentación, un caballero de Jerez llevaba al estribo, como la más querida insignia de la hermandad, una vieja bandera monárquica, roja y gualda, la proscrita, la prohibida. Como la alfonsina que ondeaba a media asta en el Palacio de Villamanrique la tarde que despedimos al rociero Don Pedro, y que me evoca ahora aquella otra tarde. En la que al pasar ante la antigua ermita de la Virgen con fachada de azulejos, el rociano jerezano se alzó sobre los estribos de su montura en que portaba la bandera y gritó: «¡Viva España y Jerez!». Cuentan que desde entonces se incluyó la Bandera española entre las insignias de las hermandades rocieras. Todo fue, querido Felipe Morenés, gracias a vuestro Jerez de sombreros con cintas moradas, del que tan poco se habla en el Rocío. Claro, ¿cómo se va a hablar de Jerez la Valiente
¿Cómo podría en una sola palabra deciros lo que es el Rocío? El Rocío no se dice. El Rocío no se describe. El Rocío no se define. El Rocío se intuye. Se siente. Se vive. Pero no se define.
¿Puede alguien decir lo que es la luz? Pues el Rocío es la luz. La luz de Andalucía.
¿Puede alguien decir lo que es la armonía? Pues el Rocío es la armonía. La armonía de los Hermanos devotos de la Blanca Paloma.
¿Puede alguien explicar lo que es la belleza? Pues el Rocío es la belleza. La belleza de nuestros mares y de nuestros ríos, de nuestros montes y de nuestros valles, de nuestros trigales y de nuestros olivares, de nuestros cielos y de nuestras tierras, fundidos todos en una alfombra de amor, tejida, hilo a hilo, hora a hora, por los amantes de Vuestra Madre, al caminar hacia la Ermita.
¿Puede alguien, en fin, decir lo que es el amor? Pues el Rocío es el amor. El amor hecho corazón de madres que sufren, de padres que sangran, de esposos que afanan, de esposas que recelan y lloran, de hijos que peligran, de novios que sueñan, de amigos que se ayudan, de Hermanos que se quieren. El Rocío es amor. Amor hecho corazón de hombre, corazón de mujer, que, heridos por la vida, a punto de romperse, de hacerse jirones, antes de estallar, acuden a los pies de Vuestra Madre, la Blanca Paloma, para que Ella solucione lo que sólo Vos y Ella podéis solucionar.
Soberano Señor: un día me enviasteis a la tierra para que averiguara lo que es el Rocío.Y al final, después de tanto informar, tengo que reconocer, Señor, que tampoco yo sé decir en dos palabras qué es el Rocío.
Lo que sí os digo, Señor, y perdonadme, es que no me esperéis ya allá arriba. No pienso volver. Me quedo aquí. En el Rocío. Para vivirlo una y otra vez. Uno y otro año.
Porque EL ROCíO es una fusión genial de sentimientos humanos. Es una síntesis espléndida de ilusión y esperanza, de anhelo y posesión, de ansiedad y sosiego, de tristeza y consuelo, de sufrimiento y gozo, de enfermedad y salud, de soledad y compañía, de egoísmo y solidaridad, de abandono y acogida, de soberbia y humildad, de caída y resurrección, de pecado y perdón, de cansancio y descanso, de CAMINO y llegada.
EL ROCíO, Señor, es la vida misma, toda la vida humana que peregrina, una vez cada año, a los pies de la Blanca Paloma, para fundirse, purificada, en el abrazo blanco de las blancas paredes de su Ermita.
Yo me quedo aquí, Señor, en la Ermita. Junto a Ella. En el silencio y en la paz de todo el año. En el bullicio y el fervor de muchos días. Me quedo aquí y junto a Ella.Porque al final, sin querer, os he mentido, Señor.
Yo sí sé decir en una sola palabra qué es el Rocío.
Yo si sé resumir en una sola palabra lo que es el Rocío. Porque todos, todos los que, como yo, han hecho el Rocío, todos saben decir lo que es.Y así, yo os lo digo también a Vos:Soberano Señor. ¿Que qué es el Rocío? ¡Ay, Señor, EL ROCIO es... ¡EL CIELO EN LA TIERRA!
"Fragmento del Pregón del Rocío de 1999,pronunciado por Don Gonzalo Huesa Lope, Consiliario de la Hdad. del Rocío de Ronda y editado por la Hdad. del Rocío de Ronda"
2 comentarios:
Não dá nem para descrever, estas fotos tem vida, expressão cores, enfim toda a maravilha que pode ser mostrada e ainda mais acompanhada de um artigo desses.
Só resta-me agradecer por ter tido o privilégio de ver e ler coisas tão lindas.
Abraços
José Jaime
segunda fotografia:
¡ que gente mas ordenada,e stas de Jerez¡.
perfecta la toma
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